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Parece llamativo que la cantidad de emprendimientos que surgen no guarde relación con los diversos programas y actividades destinados a promoverlos. De hecho, en estas actividades (incubadoras, aceleradoras, etc.) se acepta como natural que el número de empresas egresadas con una razonable expectativa de supervivencia, sea bajo. Por ejemplo, porque sería incorrecto generalizar, si tengo veinte proyectos emprendedores, y al finalizar el plazo de incubación me quedan dos o tres, no se considera un fracaso. Por supuesto, esto muy cualitativo: si produjera una empresa de base tecnológica que facture muchos millones de pesos, con eso ese solo hecho ya hablaríamos de proceso exitoso.

Lo del párrafo anterior explica, de alguna manera, las críticas que reciben estos sistemas de promoción emprendedora. Más de una vez he escuchado el irónico comentario: “Muchos huevos, pocos pollos” en relación con los resultados de las Incubadoras de Empresas.

Ahora bien, acá quiero entrar en el tema del título en forma de pregunta: ¿Se puede hacer un emprendedor desde una actividad programada? ¿O solo llegarán a esto los que tengan una determinada vocación para ello?

Ampliemos un poco la reflexión: conozco varias parejas de médicos (es un ejemplo, podrían ser abogados o ingenieros) cuyos hijos (no todos, por ahí aparece al que le gusta el teatro o la pintura) también estudian Medicina y llegan a ser profesionales. ¿Si no hubieran vivido en ese ambiente, hubieran desarrollado la misma vocación que sus padres? Esto se puede trasladar a la vocación emprendedora: para aquellos que nacen en hogares de empresarios (pueden ser medianos o más grandes, no cambia mucho el tema), es natural una vida en la que a veces apenas hay plata para comer, o hay que vender el auto para continuar con el negocio, en la que a veces se gana mucho o se pierde todo. Esto es lo que debe comprender cualquiera que quiera emprender. He visto este conflicto en muchos que querían ser emprendedores, y también dejar proyectos interesantes por no poder afrontar este tipo de vida.

Esta es una real dificultad, pero es superable, siempre que se cuente con el apoyo necesario para mitigar los posibles impactos y superar fracasos propios del aprendizaje. Eso intentamos hacer en el Área de Vinculación de la UNCuyo para superar esas deficiencias de las que hablo más arriba, y nos fue bien, aunque el proyecto quedó trunco cuando perdimos las elecciones.

Por eso también empecé con este proyecto de Kusca, para ayudar a los que tienen una idea proyecto, y no mucho más. El objetivo es que desarrollen un proyecto emprendedor exitoso, y también que, si la propuesta no es válida por alguna razón, no pierdan más tiempo del necesario en averiguarlo.

Espero que esta entrada sea útil a quienes estén en esta situación de duda o indecisión, y me pongo a su disposición.