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Para entrar en tema, voy a hacer una referencia tomada de otra actividad, que desarrollé durante más de cuarenta años: la docencia. Como Profesor de Lengua y Literatura durante un largo lapso, viví varios cambios de tendencias en la concepción de lo que es la Lengua, y por lo tanto, su aprendizaje. Para simplificar les cuento que cuando me recibí -y esa fue mi formación universitaria- se trabajaba dentro del estructuralismo, y se enseñaba Gramática. Después aparecieron nuevas corrientes lingüísticas, y el aprendizaje de aquélla se transformó en mala palabra, al punto que me sentí obsoleto, porque había algunas actividades que me seguían pareciendo valiosas (siempre creí que hay que saber Gramática para usar eficientemente una Lengua). Por lo tanto, tuve que adaptarme a las nuevas líneas de trabajo. Tiempo después, aparecieron nuevas teorías y se valorizó de nuevo lo que habían criticado, hasta el punto de considerar que no habían mejorado el aprendizaje de Lengua en los alumnos. Esto pasa en muchos ámbitos, por lo que hay que aprender de la experiencia ajena.

Conclusión: hay que ser prudente en la adopción de las novedades que aparezcan, informarnos bien, cotejar propuestas distintas, ver qué experiencias hay basadas en esas propuestas, y si son positivas.

El mundo del emprendedurismo es especialmente complejo en relación con las novedades -quisiera hablar de modas también- sobre cómo desarrollar empresas exitosas. Haré un par de comentarios sobre esto:

  •  Uno de los riesgos más importantes deriva de que hay mucha gente cuyo emprendimiento es, justamente, vender asesoramiento en desarrollo emprendedor, en las más diversas alternativas. En muchos casos, he visto presentaciones brillantes, originales, lujosas, pero que no iban mucho más allá de eso.  Cuando uno quería averiguar qué experiencias había basadas en la propuesta, muchas veces no había nada, solo era sarasa. También hay notas, hasta libros con planteos teóricos sin mayores referencias en la realidad. Este es un riesgo real, en primer lugar, porque estos apoyos no son gratuitos, al contrario; en segundo, porque nos exponen a un fracaso, no solo doloroso, sino que puede enterrar definitivamente nuestro proyecto emprendedor. Pongo un ejemplo, cuando fui Coordinador de Vinculación de la UNCuyo, trajimos a algunos expertos en emprendedurismo de base tecnológica, con importantes antecedentes en estos temas. En cierto momento, me propusieron algunos de los gurúes de moda en desarrollo emprendedor. Los descarté, porque no me interesaban esos perfiles, y por su alto costo. No me equivoqué, hoy leía una nota periodística sobre uno de ellos, una estrella deslumbrante: Andy Freire, Legislador porteño del PRO, aconsejando a la gente sobre cómo conseguir dinero extra. Dijo: «Podés alquilar el quincho, la parrilla, el asado y el sillón de tu casa”. Esos son sólo algunos de los insólitos consejos que brinda a través de las redes sociales, que se pueden leer en la mayoría de los medios porque ha desatado una lluvia de críticas y burlas. Prefieran antecedentes más serios y comprobables. Nosotros trajimos a gente que había trabajado exitosamente en  la Oficina de Vinculación y Transferencia Tecnológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, por ejemplo, o en la Universidad de Luján, con excelentes resultados.
  • Es común escuchar aseveraciones como la siguiente: Existen nuevos paradigmas empresariales y sociales que hacen que lo que funcionaba ayer hoy no sirva para nada. Desconfíen de las propuestas que parten del planteo de que todo lo anterior ya es inútil: no es verdad, al revés. Esto es un planteo clásico de los gurúes de los que hablo más arriba. Siempre pensé que lo que querían era hacernos sentir inferiores para que aceptáramos como palabra revelada lo que nos proponían, y no nos fijáramos en lo caro que nos salían sus consejos. Es cierto que el conocimiento, la ciencia y la técnica han avanzado -y siguen avanzando- en progresión geométrica, y que debemos actualizarnos permanentemente. También es cierto que debemos tratar de aplicar todo aquello que nos sea útil para que nuestro emprendimiento mejore y genere más dinero, pero siempre teniendo en cuenta todo lo que ha conformado el mundo en que vivimos hasta ahora. Un ejemplo son las prácticas ancestrales de generaciones antiquísimas, como la incaica, que se han valorizado muchísimo. Tal es el caso de su concepción del mundo natural y del ambiente, que se contraponen con nuestras actividades civilizadas, tan destructivas.

Dejaré para otra entrada el profundizar más en estos temas, con esto por ahora me alcanza para hacerles llegar el mensaje a los emprendedores de que no se dejen deslumbrar, que sean prudentes, pero no temerosos, y que contrasten siempre la teoría con la práctica comprobable.