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EL FRACASO EMPRESARIO (TERCERA ENTRADA)

Por supuesto, aun reconociendo cierta tendencia personal al exceso, la planificación, en general, y particularmente en emprendedurismo, es clave. El tema es encontrar la medida, que no es fácil, y, además es particular de cada proceso, por lo que solo podría plantear algunos criterios y tips para que apliquen los que estén tratando de pasar de una idea a un proyecto emprendedor.

Cuando se está trabajando en esto de apoyar a quienes están en estas instancias, suele costar que se entre en la etapa de planificación. Es bastante común que los posibles emprendedores lleguen con una idea -muchas veces brillante y creativa- sobre un posible negocio y un montón de fantasías, solo apoyadas en algunas búsquedas de Google y/o opiniones de relativa experticia sobre el tema. Claro, cuando se intenta acercarlos a la realidad, lo miran a uno como al aguafiestas que quiere pincharles el globo, vaya a saber por qué.

En mi actividad en la U.N. de Cuyo, desarrollamos una incubadora de empresas, inicialmente bastante clásica, precisamente por las carencias señaladas arriba, con el fin de solucionar, de una manera metodológicamente válida, este déficit.

Les pedíamos a los emprendedores que hicieran un Plan de Negocios de acuerdo con un modelo, y apoyados por un equipo, con etapas y evaluaciones. A partir de cierto momento empezamos a complejizar la solicitud de participación en el Programa con el objetivo de que tuvieran que mostrar su conocimiento y experticia en los temas fundamentales para el éxito del negocio. Por ejemplo, se les consultaba sobre si habían realizado alguna evaluación de impacto ambiental, requisito fundamental en esta época. Muchas veces, solo el tener que responder sobre esas características sirvió para que algún proyecto se cayera sin necesidad de que planteáramos, o para que se generaran revisiones profundas de la propuesta.

Estos grados básicos de planificación son imprescindibles, y hay que aceptarlos con buena disposición porque son la única manera de empezar un proyecto exitoso, aunque no sean una garantía totalmente confiable. Hemos visto varios planes de negocio brillantes que nunca se concretaron en empresas válidas. Por eso, en cierto momento, planteé modificaciones medio heterodoxas para evitar estos fracasos que son comunes en los procesos de incubación de empresas.

Por eso, en el caso que alguien me trajera una propuesta para empezar a ver su viabilidad, lo primero que haría es plantearle que completara un formulario con varios ítems. Esta actividad, que seguramente tendrá algún grado de engorrosidad, nos dará un inicio más firme y realista de la evaluación del proyecto emprendedor.

Creo que este un paso necesario, aunque no sea suficiente, para evitar el fracaso emprendedor.