por Gastón Francese
Entornos cambiantes, objetivos cada vez más exigentes e impactos de largo plazo desconocidos. La tarea de decidir es cada día más compleja. A continuación, algunas herramientas para la toma de decisiones estratégicas en contextos de incertidumbre…
A menudo, el directivo enfrenta contextos complejos que desafían su capacidad de decisión. Entornos cambiantes, objetivos cada vez más exigentes, impactos de largo plazo desconocidos y equipos no del todo alineados suelen condimentar las situaciones de decisión estratégicas.
El proceso de decisión incluirá la formulación de múltiples estrategias potenciales que luego serán evaluadas. Finalmente, se elegirá aquella que maximice el resultado y mitigue los riesgos del negocio.
Ahora bien, ¿cómo puede el ejecutivo asegurarse de que todas las posibles estrategias clave han sido consideradas? ¿Cómo evitar el temor a descubrir una estrategia exitosa cuando ya es demasiado tarde?
Para responder a estos interrogantes, existen al menos dos aspectos claves y complementarios a tener en cuenta.
Una lógica estructurada para evitar un “falso dilema”
Con frecuencia, los directivos enfrentan situaciones que se plantean como una elección entre dos alternativas opuestas: “Debemos decidir entre incursionar en el mercado A o B. No ambos a la vez”.
Este falso dilema entre dos opuestos (también llamado “falsa dicotomía”) suele implicar una situación donde sólo dos puntos de vista son sopesados como las únicas opciones. Las dos alternativas presentadas suelen ser (aunque no siempre) los puntos extremos del espectro de ideas.
Decidir sólo entre estos opuestos podría implicar la resignación de beneficios a los que el ejecutivo no está dispuesto a renunciar o asumir elevados riesgos para la organización.
Así, estas situaciones dicotómicas pueden terminar en una parálisis organizacional o en disputas interminables a favor de uno u otro extremo.
Entonces, ¿cómo evitar los falsos dilemas?
Una alternativa radica en considerar todo el espectro de opciones estratégicas intermedias para alcanzar un balance entre los múltiples objetivos que persigue una organización.
Para esto, es necesario descomponer las estrategias extremas y comprender cuáles de sus componentes son los generadores de valor y cuáles son las causas de riesgos indeseados.
En este punto, debemos tener en cuenta que las decisiones estratégicas son complejas. En general, se componen de múltiples decisiones menores entrelazadas.
Actualmente, existen herramientas que pueden ayudarnos a evaluar si todas las alternativas están siendo consideradas.
Una tabla o un mapa de estrategias son algunas de las herramientas que permiten mostrar los componentes claves de una estrategia y visualizar su conformación como una combinación de múltiples decisiones.
En el caso del mapa de estrategias, las decisiones clave están representadas en los ejes de un diagrama de radar o araña. Sobre cada eje, se establecen las alternativas para cada decisión.
Finalmente, se representan sobre el gráfico las diferentes estrategias definidas por la combinación de las decisiones clave y se verifica que no existan áreas del mapa no contempladas por las estrategias a evaluar.
El pensamiento creativo para salir de la zona de confort
En general, la cultura conformada por la experiencia acumulada de una empresa nos informa acerca de la manera en que se han resuelto problemas en el pasado. Así, la cultura organizacional nos muestra la manera “correcta” de hacer las cosas.
No obstante, frente a contextos de alta incertidumbre, la cultura puede actuar como barrera, pues no permite al ejecutivo siquiera plantearse una estrategia diferente de las habituales.
En este caso, el desafío del decisor consiste en “forzar” su zona de confort y proponer la evaluación de nuevas estrategias a través de un proceso creativo.
Sin embargo, esto no consiste únicamente en pensar ideas diferentes y originales. El proceso debe estar siempre orientado a la acción y a la concreción de resultados factibles.
Por lo tanto, será necesario buscar la manera de poner en práctica estas ideas y tener el coraje de enfrentarse con la reacción de otros.
Una vez que las alternativas han sido generadas, llegará el momento de evaluarlas, comprender la incertidumbre inherente a cada una, sopesar sus aportes a los resultados y, finalmente, elegir una de ellas para avanzar.
Pero para ello, habrá sido necesario primero que esta alternativa a optimizar estuviera incluida dentro de las estrategias analizadas.
Acerca del autor: Director de Tandem, Soluciones de Decisión. Profesor de “Teoría de la Decisión” en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.
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